martes, 1 de diciembre de 2009

Diciembre...

Al fin. Al fin es Diciembre. Ese mes donde las temperaturas disminuyen aún más. Donde los agentes meteorológicos, como la llúvia, el viento o el frío afectan a las personas y cambian algunas maneras de hacer. Donde salir a la calle es una perdición para muchos; para otros, es la plena gloria. Notar cómo el frío se adueña de tu sensibilidad táctil, que para intentar recuperarla intentas frotarte las manos, o bien guardartelas en los bolsillos, aun llevando guantes. Asimilar que el día tiene la batalla perdida contra la noche. Miras el cielo y ver que, a media tarde, el Sol se pone con rapidez y deja camino libre a las oscuras noches de finales de otoño. Caminar y ver cómo la gente se resguarda del mágico frío es muy gratificante e interesante. Incluso divertido. Gorros de lana, anchas bufandas, manoplas, grandes abrigos... Es fantástico vivir todo esto. Nunca puedo reprimir una sonrisa al sentir todo esto. Todo esto y más.

Diciembre... no nos olvidemos que este mes da paso al gélido invierno. Si, esa estación donde todo lo que he escrito anteriormente, absolutamente todo y más... se intensifica. Y, simultáneamente, se intesifica aún más todo lo que siento.
El hinvierno siempre ha sido, y será, mi época de auge sentimental.


Disfrutad del frío. Es genial.

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