viernes, 7 de mayo de 2010

Dominados por el tiempo

"[...] cuando enseñaba a los niños en Uganda descubrió que, pese a no carecer de inteligencia, tenían muchas y mayores dificultades que los niños occidentales de la misma edad en juzgar cuánto tardaba algo en suceder: un viaje de dos horas en autobús, ¡para algunos suponía sólo diez minutos, para otros seis horas! También niños aborígenes australianos [...], encontraban tremendamente difícil leer el tiempo en el reloj, algo que la mayoría de niños occidentales suelen a los seis o siete años. Los niños aborígenes pueden leer las manecillas del reloj como un ejercicio de memoria, pero les resulta difícil relacionar el tiempo que leen en el reloj con el momento real del día. Se ha sugerido la explicación de que sus vidas, al contrario que las nuestras, no están dominadas por el tiempo".

Este fragmento es de las primeras páginas del libro El tiempo en la historia, de G. J. Whitrow, un libro que recoge las distintas formas que en que se ha percibido el tiempo por las civilizaciones a lo largo de la historia. Expone tanto su percepción física y mecánica (utensilios de medición del tiempo, calendarios, etc.) como su percepción filosófica y mental. Este libro me ayudará extremadamente en un trabajo que debo hacer para la asignatura de Pensamiento Filosófico y Científico. Dicho trabajo consiste, ni más ni menos, que en lo que se basa el libro de Whitrow, únicamente que lo abreviaré bastante y buscaré otras fuentes para no extraer toda la información únicamente de ahí.

Lo cierto es que el fragmento que os he puesto no revela algo extraordinario ni sorprendente. Pero quiero destacar la última oración del texto : "sus vidas, al contrario que las nuestras, no están dominadas por el tiempo". Y eso es una gran verdad como un templo. Los occidentales, los de sociedades como la nuestra, somos meros títeres para el tiempo. Él nos controla. Nuestras vidas están basadas en horarios, básicamente. ¿Os imagináis si no tuviéramos la percepción de tiempo, el concepto de duración tan asimilado y desarrollado? ¿Os imagináis ser como los niños de Uganda? Para ellos, las palabras "hora", "minuto" o "segundo" carecen de importancia. Es... como si ellos establecieran una medición propia del tiempo, o como si, simplemente, no existiera.

Ahora mismo me encuentro en el coche de camino a Palencia. Y ha sido en el comienzo del viaje cuando he empezado a leer el libro. Es por eso que me ha hecho pensar bastante, la verdad. Un viaje que dura 7 horas aproximadamente. He ahí el ejemplo de que el tiempo nos domina. Por ejemplo, cuando uno va a hacer un viaje, sea en el medio que sea o sea el destino que sea, siempre nos preguntamos cuánta duración tiene. Ahora mismo, lo que se me pasa por la cabeza es: "¿Y qué más da lo que dure? Si no existieran los minutos, poco nos importaría". Pensándolo bien, parece que queramos ahorrarnos ese tiempo de viaje, porque tal vez lo creamos aburrido o por las ansias de llegar al destino. Lo tengo comprobado: después de leer unas cuantas páginas y reflexionar sobre esto, he intentado no pensar en el tiempo restante que quedaba en llegar, ni siquiera mirar la hora que era. Quería intentar perder la noción del tiempo, olvidarme de ello. Pero es muy difícil. Cada poco rato, me volvía el pensamiento de "¿cuánto queda?", y me daban ganas de saber en qué momento real me encontraba. Me sentía algo desorientado temporalmente hablando.

Antes ya odiaba el tiempo, pero ahora me gusta menos. Creo que el concepto de tiempo que tenemos los occidentales es una de las peores invenciones humanas. ¿Sabéis la de cosas que perderían el sentido si el tiempo no existiera tal y como lo tenemos asimilado? Los años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos. El pasado, el presente y el futuro. La física, la historia y astronomía. Y muchísimas más cosas. ¿No os parece algo asombroso?

Lo cierto es que no sé si he sacado algo claro con este escrito. Yo creía que me iba a expresar con claridad, ya que en mi mente lo tengo todo muy claro y con sentido. Pero, una vez más, las palabras no me satisfacen.

Ahora mismo estoy viendo un bonito campo eólico. Creo... creo que lo importante de un viaje no es el tiempo, sino lo que ves, lo que percibes, las sensaciones que te da. Eso el tiempo no lo domina por suerte, así que... que le jodan.

lunes, 3 de mayo de 2010

Gota de lluvia, nota de piano

La simple mezcla de piano y lluvia puede resultar tan mortalmente hermosa como hermosamente mortal.

Aquí me encuentro yo, con la ventana abierta, escuchando el caer del agua, el repiqueteo de las gotas. Embriagado por la melodía de un lento y triste piano, junto con la bella música que la lluvia crea. Estos momentos así se agradecen mucho. Todo tan calmado. Tan relajado. Crea un ambiente magnífico. Donde uno se ve bajo el aguacero, empapándose de pies a cabeza. Alzando la cabeza al cielo y notar cómo el agua va besando tu cuerpo. Tu rostro. Notando el agua en las mejillas. En los labios. Entonces sientes que eres parte del ambiente. Te unes a la lluvia y dejas que tu mente gotee. Se derrame en forma de llovizna. Estallando cada gota en un suelo duro. Cada pensamiento empapado rompiéndose en dicho suelo. Así, dejando resbalar los pensamientos, acabas con él completamente mojado, dejando la mente sin nada. En blanco. Sólo lluvia. Igual que la que te acaricia la piel. "Shh".. gotas caen. "Shh"... hilos de agua resbalando por la frente, el cuello, los brazos. "Shh"... sin cesar. Sin olvidar la lenta melodía de piano. Una melodía que también resbala, pero por tu interior. Brisa que esparce tus gotas de pensamiento. Lluvia. Melodía. "Shh"...

Tengo una armonía interior en este momento digna de recordar. Normalmente, en esta clase de días, grises, lluviosos, suelo tener una gran sensación de melancolía y tristeza agradable. Hoy, sin embargo, he ido un paso más allá.

Hoy soy una gota de lluvia y una nota de piano.

viernes, 22 de enero de 2010

Retoma de la expresión

Buenas tardes.

Después de un largo período de tiempo sin publicar nada en el blog, hoy me apetecía expresarme por escrito. No tengo excusa alguna por no haber redactado nada. Simplemente, no me apetecía, o no veía el momento.

Ayer acabé exámenes. Ya puedo respirar tranquilo y tomar el aire libremente. Lo cierto es que, más que los exámenes, lo que me ha preocupado con mayor magnitud han sido los malditos trabajos que he ido teniendo paralelamente con los exámenes. No mantengo una buena expectativa de todas las actividades... pero conservo esperanzas para aprobar la mayoría de asignaturas. La única que dudo es Lengua Catalana... aunque, en estos momentos no voy a pensar demasiado en ello. Me olvidaré hasta que conozca las notas y deba asistir a alguna reevaluación o no.

Aún así... creo que no estoy bien. Quiero decir emocionalmente, anímicamente. Desde finales del 2009 que no me encontraba demasiado fino. Y de esta manera, estrené año nuevo con mal pie. Lo veia todo de una manera muy negativa. Todo me parecía angustiantemente dañino para mi. Y, sobretodo, me sentía solo. No sé qué me dió por pensar, no porqué me sucedió, la verdad, pero no fue muy agradable que digamos. No obstante, llevo tiempo con mi sensibilidad y mi estado más equilibrados, por decirlo de alguna manera. Sólo he tenido algún que otro bajón o momento depresivo, y instantes de estrés, por la universidad. Parece que lo llevo mejor, si. Pero no quiere decir que no me vaya a ir después peor. Sé que es un pensamiento extremadamente negativo, pero sé que acabaré caiendo en el oscuro pozo de abatimiento emocional y entraré en el circulo vicioso de los desniveles anímicos.

Creo... creo que conozco uno de los motivos: noto que los cosas cambian, todo sufre cambios muy lentamente. Pero, aun siendo poco a poco, creo percibirlos. Y me desagrada enormemente. Intento repelerlos, evitarlos, huir de ellos... No los quiero. No aún. Ya estaba todo bien tal como estaba. Pero sé que será inútil, todo acaba evolucionando, para bien o para mal. Y me da que estos cambios no serán favorables para mi vida. Espero estar errando descomunalmente, porque no quisiera que fuera cierto...

Intentaré reemprender la escritura en el blog con más frecuencia, no me gustaría que terminara como el anterior. Además... no va mal escribir de vez en cuando mis pensamientos para ponerlos en orden y prioridades. Que vaya bien.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Oh, blanca y bonita Navidad... A pesar de no ser blanca este año (al menos, no en esta asquerosa ciudad..), sigues siendo bonita.

Hoy tengo una visión positiva y mágica de la Navidad, cuando normalmente la veo como mucha gente: cosumismo al máximo. Yo me incluyo, obviamente, como casi todos. Pero esta vez la veo con otros ojos. La veo con los ojos del alma.
Porque estos ojos me los han abierto los niños. La ilusión de los niños. Irradian mágia y fantasía con sus sinceras sonrisas, desprenden entusiasmo y alegría a través de sus intesas e inocentes miradas. Sus caras lo dicen todo. Esa es la parte buena y mágica de la Navidad, que le da mil patadas al consumismo. El mejor regalo que uno puede tener es poder ver esto. Ver cómo los pequeños se llenan de ilusión. Cómo se quedan patilfusos al ver un Papá Noel por la calle. Cómo sonrien a todo cuando van en el trenecito que da la vuelta por la ciudad. Observando las luces sorprendidos.

Y esque los críos son el alma de la Navidad.


Lo siento, no dispongo de más tiempo. Feliz Navidad, y disfrutad de esas sonrisas. Son un gran regalo.
=)

martes, 22 de diciembre de 2009

Tiempo cruel...

El tiempo que todo lo rompe. Y todo lo cura. Y a todos nos miente.

El tiempo es cruel. Te roba los momentos de felicidad y te prolonga los instantes de amargura. El tiempo deteriora, marchita, oxida. No perdona. Sin piedad, sin escrúpulos. El tiempo hunde; el tiempo rompe.

Hecho de menos cosas que el tiempo rompió. Y me siento mal. Muy mal. Porque nunca podrán ser reparadas. Únicamente restaran en meros recuerdos. Tiempo cruel... Sólo destrozas y engañas con tus efectos curanderos. Porque, en verdad.. tu no curas nada.


Lo siento. Voy a dejar esto. Mañana... mañana será otro día.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Grabado a fuego

Hoy he tenido un sueño. Lamentándolo mucho, no lo voy a explicar. Pero me ha dejado anonadado durante todo el día. No me lo he podido quitar de la cabeza. Me levanté desconcertado y acabaré el día igual. Lo que me ha turbado durante todo el día no solo ha sido el tema del sueño. Tiene importancia, pero no es solo eso.

La experiencia que he sufrido en el sueño era totalmente real. Increíblemente auténtico. Sentía todas las emociones que sufría en el sueño incluso más que en el mundo real. Y no únicamente sentimientos... sinó que todo lo que tiene relación a los sentidos también. El tacto, el gusto, la vista... Todo más auténtico que la realidad. No consigo apartarlo de mi cabeza. Tengo el sueño grabado a fuego. Me ha transtornado mucho el hecho de no soñar, si no de vivir, casi literalmente, el sueño. Porque lo notaba todo. Absolutamente todo. Increiblemente auténtico, repito. Auténtico... y espeluznante.

A parte de comerme el tarro con el sueño y su realismo, también he reflexionado mucho sobre sueño-realidad. Porque, sinceramente, en el sueño podría haber llegado a afirmar que estoy en lo real. Ya me entendeis. Quién nos afirma que lo que estamos haciendo en el dia y la noche, en la calle, o en casa, con los amigos, o la gente que nos rodea, todo esto, sea realidad? Y si es completamente al revés? Que lo que "soñamos" es la realidad que vivimos y que la "vida" es, por lo tanto, un sueño? Pero aún hay más... Qué sucede si, en verdad, estas dos "realidades" son en verdad sueños, que todo lo que estamos viviendo conscientemente y en el subconsciente no es real, forma parte de una ficción, de una ficción de la cual nos despertemos de repente un día y entonces nos encontremos de frente con la auténtica realidad? ... Quién no ha pensado esto alguna vez? Es desconcertante...

Extremadamente turbado estaba. Por el sueño y la parte esencial, y la filosofía que me monté. Pero sobretodo por la parte esencial, por llamarlo de alguna manera. Espero no seguir transtornado mañana... Aunque el sueño...


... grabado a fuego está.

martes, 1 de diciembre de 2009

Gracias

Sé que ya lo dije. Y además me repetí bastante. Pero necesito hacerlo de nuevo.

Lo que hicisteis fue genial. Increíble. Fantástico. Reconfortante. Si. Reconfortante. También escribo esta palabra, porque fue así. Lo cierto es que necesitaba algo que me animara. Estaba bastante decaído. Lo necesitaba de verdad. Era una necesidad vital, como el hambre, o el respirar.

Cuando os vi a todos juntos dentro de la casa, interiormente lloré. Lloré porque estabais conmigo. Todos. Todos juntos estábais allí. Y ese fue el mejor regalo que me pudiérais hacer. Vuestra compañía.

Me estoy expresando horriblemente, la verdad es que es difícil plasmar todas esas emociones en meras palabras. Pero tengo unas que espero que las leais con el corazón, porque yo las escribo con él: Gracias. Gracias por existir a mi lado. Y gracias por permitir que yo esté en el vuestro.

Gracias.